Por Elena Martin
X-táabentun
Famoso licor de origen maya que destila miel y por lo tanto amor, está ligado a una de las grandes leyendas mayas “La Xtabay”.
La leyenda, según la mitología maya, narra a dos hermanas de diferente personalidad; una emanaba amor y otra amargura.
La amorosa al morir y ser enterrada dejó salir por días aroma a flores y creció ahí el X-táabentun, cosa contraria con la hermana, que al pasar por lo mismo, de su tumba salía un hedor fuerte y desagradable.
El licor de X-táabentun se crea a partir de la fermentación de la miel de abejas meliponas, especie considerada única en la región, preservada y protegida por los mayas para la producción de este alimento; extraen el néctar de la flor que le da el nombre, se le agrega anís, luego se destila artesanalmente con ron de caña.
Es un delicioso digestivo que enamora a quien lo prueba, es común que los visitantes se lleven una botella para regalar a su regreso al lugar de origen. Se puede consumir solo, en cocteles, frío o con café. La marca Argáez es la más conocida, pero también esta D’Aristi.
El Balché
Llamado por algunos “El vino de los mayas”, nace de la historia de amor de Sak Nikte’, una hermosa joven maya y un guerrero de su tribu que al huir del cacique que la pretendía encontraron refugio en la selva y ahí descubren el árbol y la miel que dan su origen.
El árbol simboliza la vida, la juventud, la inmortalidad y la sabiduría. Su corteza se mezcla con miel de abejas meliponas y agua, originalmente. Tiempo después, llegaron los españoles y trajeron el anís estrella, le agregaron este condimento junto con canela y agua.
Carlos Bojórquez Urzaiz, investigador de la Facultad de Antropología de la UAY explicó que el Balché tenía dos usos básicos entre los mayas:
purificaba y producía ciertos estados de conciencia.
Por un lado ayuda a purificar a la persona para poder estar en la ceremonia y por el otro, para los mayas la naturaleza poseía innumerables
misterios que no se podían ver a simple vista, por lo que el hombre sólo podía acceder en estados “especiales” de conciencia.
“Así, el Balché permite estar en el mundo sagrado, trascender, entrar en contacto con lo que no podemos ver o tocar en el mundo profano, descifrar el misterio que encierra la naturaleza y sus bondades”, comentó el también académico.
El licor de Henequén
Entre los años 2001 y 2002 la industria del tequila sufrió una crisis por falta de su materia prima principal: el agave azul. Es en esos años cuando los productores de tequila voltean a ver al
Henequén, una planta muy parecida a la materia prima con la cual se producía dicho licor y migran a Yucatán para comprar “piñas” de Henequén.
El químico francés Charles Lassus fue el primero en iniciar la extracción, fermentación y destilación del licor de henequén a principios del siglo XX pero su producción no prosperó.
En 2003, diversos empresarios de Jalisco y Yucatán, en conjunto con el Centro de Investigación Científica de Yucatán, decidieron reactivar la producción del destilado, creando el proyecto de elaboración de licor de Izamal, mismo que ha rendido frutos y a la fecha es el destilado que se comercializa.
Con un proceso de elaboración similar al del mezcal, el licor de Henequén irrumpe en el mercado de bebidas artesanales con el respaldo de una de las más admiradas culturas a nivel nacional: La Maya, convirtiéndose en una bebida digna de quienes, como los descendientes de Kukulkán, alcanzan la divinidad desde la vida terrenal.
SIDE
¿DÓNDE ENCONTRAR?
Tanto el X-táabentun, como el Balché y el licor de Henequén se encuentra en tiendas del Centro Histórico de Mérida, en el aeropuerto y en línea, pues es acostumbrado por el turismo como suvenir.